La vieja trova anima a Santiago de Cuba
El pueblo del son cubano proclama su competencia a La Habana con su mezcolanza de culturas, sus bellos parajes naturales y su legado monumental de enjundia. Al ritmo de la vieja trova, el turista descubre en Santiago de Cuba su arquitectura colonial, museos de interés, animadas calles comerciales y mucho ron.
El pueblo del son cubano proclama su competencia a La Habana con su mezcolanza de culturas, sus bellos parajes naturales y su legado monumental de enjundia. Al ritmo de la vieja trova, el turista descubre en Santiago de Cuba su arquitectura colonial, museos de interés, animadas calles comerciales y mucho ron.
Santiago de Cuba, asomada al mar y protegida por las montañas de Sierra Maestra, tiene el encanto de una ciudad ecléctica, con muchos rostros, donde es fácil sentirse extranjero. Por sus calles resulta sencillo ver a viejos músicos acompañados de su inseparable guitarra en Parque Céspedes, la plaza donde los lugareños se dan cita para charlar o enamorarse. Desde aquí se fundó la ciudad en el siglo XVI. En el lado noroeste de la glorieta se yergue la casa más vieja de toda Cuba, la Casa de Velázquez (siglo XVI), donde vivió el conquistador Diego Velázquez. Su interior alberga el valioso Museo de Ambiente Histórico Cubano, que ofrece una panorámica de decoración colonial desde 1500 a 1800.
La plaza está delimitada a la izquierda por el Ayuntamiento y a la derecha por la Catedral, comenzada en 1520 y reconstruida en 1922. De frente se erige el elegante Hotel Casa Granda. Desde la calle Aguilera, la más larga de la ciudad, a los pocos metros se encuentra el elegante palacio neoclásico que acoge el Museo Histórico Bacardi. Paralela a esta vía se extiende la Enramada, una animada calle comercial con grandes tiendas. Hacia el sur la agradable calle Heredia, en su número 206, alberga la vivienda de José María de Heredia, el gran poeta cubano del siglo XIX, mientras que en el número 303 se ubica el Museo del Carnaval.
Pero esta calle es conocida, sobre todo, como la calle de la música: Aquí se encuentran algunos de los locales más importantes en los que poder disfrutar de ritmos tradicionales cubanos como Artex o la célebre Casa de la Trova. Por su parte, el solemne monumento dedicado a Antonio Maceo, uno de los héroes de la Primera Guerra de Independencia, domina la Plaza de la Revolución.
Al suroeste del Parque Céspedes, la escalinata de Padre Pico, la calle más antigua de la ciudad, conduce al hermoso barrio de Tivolí, repleto de arquitectura colonial. Otro lugar que merece la pena visitar es, sin duda, el Castillo de San Pedro del Morro, declarado Patrimonio de la Humanidad, del siglo XVII. Sobre estas rocas se erige una fortaleza que se construyó para defender la bahía de Santiago de los piratas del Caribe. Al este de la ciudad se extiende el Parque Baconao, un área natural de 80.000 hectáreas declarada Reserva Natural de la Biosfera por la Unesco. En su interior alberga monumentos históricos, museos y atracciones como el Acuario Baconao, el Valle de la Prehistoria, con reproducciones de animales prehistóricos a tamaño natural, el Museo Nacional del Transporte o la Gran Peña, un enorme peñasco granítico de 25 metros de alto y 50 de ancho a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar.
Si hablamos de lindas playas, sobresalen los litorales de Siboney, que con su arena oscura es la preferida por los santiagueros, la cala del Hotel Bucanero, la Playa Cazonal, rodeada de exuberante bosque, así como Playa Baconao. Detrás de esta se encuentra Laguna Baconao, en la que hay un criadero de cocodrilos. Santiago de Cuba dispone de una oferta hotelera coqueta: Destacan los alojamientos de Villa Gaviota, de tres estrellas, un complejo de 11 pequeñas villas, o bien Coralia Club Bucanero, un hotel tranquilo entre el mar y un acantilado calcáreo.