París con poco dinero es posible
Sobrevivir con poco dinero en el bolsillo en una de las ciudades más caras del mundo es posible con ingenio y bastantes dosis de paciencia. París, la ciudad de la luz, bien merece una visita. Pero no a cualquier precio. En la actualidad, variadas compañías aéreas de bajo costo ofrecen innumerables conexiones de vuelos hacia la capital francesa. Y lo mejor de todo, a precios muy económicos, a veces hasta ridículos, desde otras partes de Europa. Por ejemplo, Ryanair, Easyjet o Vueling ofertan billetes desde los cinco euros (siete dólares).
Una vez aterrizado en París, ¿cómo se puede desplazar el viajero? Al llegar al aeropuerto de Orly, por ejemplo, el método más barato para llegar es el Orly-bus, que sale cada 15 minutos y, por poco más de 7 dólares, se arriba hasta la estación de Denfert-Rochereau. Aquí ya se puede subir al metro, el medio de locomoción más adecuado para recorrer esta urbe de dos millones y medio de habitantes.
Disfrutar de la contemplación de la Torre Eiffel, el Museo D'Orsay, el del Louvre, Saint Chapelle o Notre Dame, entre otros lugares de interés, también se puede alcanzar con el BatoBus, una pequeña embarcación de pasajeros que navega por el Sena.
Se puede comprar el billete para dos días por unos 13 euros (18 dólares) que permite subir y bajar de la misma todas las veces que uno desee. Así se logra "matar dos pájaros de un tiro": Transporte y romanticismo.
Para dormir a bajo precio no existen demasiados hoteles baratos, aunque si se echa mano de Internet y de la paciencia se puede encontrar lo que se busca.
Entre ellos, uno de los más destacados es el Rotary, situado en la Rue Vintimille, al lado de la Place de Clichy. Está muy bien comunicado con las líneas 2 y 13 del metro (estación Porte de Clichy). Se trata de un establecimiento con encanto, muy económico para los precios que acostumbra el glamour de París y sin problemas de horarios.
Aunque las habitaciones tienen ducha, el baño se encuentra fuera de la habitación. Eso sí, para evitar sorpresas hay que asegurar la reserva con antelación. Además, el nivel de los hoteles en París, en la mayoría de casos, tiene poco que ver con el precio que se cobra.
Otra opción de alojamiento económico pasa por conseguir habitación sin gastarse dinero en distintas casas privadas gracias a la red social Couchsurfing. Un poco más caro es alquilar un apartamento particular para corta estancia desde 80 dólares la noche, aunque dependerá de la zona donde se ubique.
Junto al metro, ir a pie es otra buena alternativa, y también económica, para proseguir nuestra ruta. Tras salir del hotel Rotary, por ejemplo, se baja desde la Place de Clichy por la rue del mismo nombre hasta llegar a las Galerías La Fayette o la Ópera. Un poco más adelante nos toparemos con la Place Vendome y el museo del Louvre, dos de las visitas indispensables que realizar en París. Lo mejor es que luego, siempre se puede volver en metro.
Adquirir un pase de museos y monumentos, personal e intransferible, es una alternativa recomendable para el viajero que decida visitar el Louvre, Orsay, el museo Rodin... Para tres días cuesta 36 euros (50 dólares). Con él, además, se evitan las largas colas.
Antes de continuar con el itinerario se deben recuperar fuerzas; a diferencia de los hoteles, aquí es relativamente sencillo encontrar bares o restaurantes económicos y con buena relación calidad-precio. Siempre se puede comer bocadillos confeccionados en el propio desayuno que dispensa el hotel (si se ha contratado) o bien matar el apetito con los deliciosos crepes que venden por 4.50 dólares en cualquier puesto callejero. Y es recomendable llevar agua para calmar la sed después de las vastas caminatas que exige ver esta capital europea. Como decía Humphrey Bogart a Ingrid Bergman en Casablanca, “siempre nos quedará París”.