Una hora o dos sobre el Puente de Brooklyn
Nueva York, la Gran Manzana, ciudad superlativa, cosmopolita y multirracial; es el destino turístico preferido por millones de personas cada año y motivos no le faltan, más bien le sobran…, como cantaba el viejo Sinatra… If you can make it there, you can make it anywhere..., si puedes lograrlo allí puedes lograrlo en cualquier lugar... New York, New York… y si ya has llegado allí, por qué no recorrer uno de sus iconos, inmortalizado en múltiples películas y uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad, el Puente de Brooklyn.
Una caminata por el puente de Brooklyn permite al viajero empaparse de Nueva York, es capturar con las pupilas propias las imágenes muchas veces vistas en las películas y en la televisión y es también sentir el trasiego del tráfico raudo e inacabable que une Brooklyn con Manhattan a todas horas mientras a tus pies y muy abajo, las aguas del East River dibujan sus pilares y acarician sus enormes torres de 84 metros de alto.
Mientras caminas sobre el puente sintiéndote una movie star en el trayecto, recuerda que estás en uno de los grandes hitos de la ingeniería estadounidense del siglo XIX, al acabar su construcción en 1885 ostentaba el título del puente colgante más largo del mundo y aunque ha sufrido modificaciones y ampliaciones en su estructura, aún mantiene esa imagen característica y el encanto de unir dos trozos de la gran manzana.
La caminata no es corta, una hora caminando a paso lento, pero posiblemente sea uno de los paseos más atractivos que puede ofrecer Nueva York, ya que además de todo lo dicho, estarás sobre un lugar privilegiado para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad, con los grandes rascacielos de fondo, los de Brooklyn, Midtown y Lower Manhattan y claro, el río con su majestuosidad desbordada y como telón de fondo la bahía de Ellis Island, la isla del gobierno y el otro gran ícono de Nueva York… La Estatua de la Libertad.
La recomendación es –a ser posible- recorrerlo al atardecer, idealmente en una tarde despejada y de primavera, en la que el sol vaya tiñendo de naranja el río y la ciudad, y los grandes rascacielos… es una imagen digna de conservar, tanto en la cámara como en los ojos… Ahora, para los amantes de la caminata, el paseo ideal puede ser recorrerlo en un sentido al atardecer, para volver al punto de partida cuando ha anochecido y las luces de la ciudad tiñen de multicolor las aguas del río.
Y en cuanto a la seguridad no hay de que preocuparse, ya que el recorrido se realiza a través de la pasarela peatonal que permite la excursión tranquilamente. Eso sí, cuidado con no invadir la ciclovía que corre al lado, ya que los muchos ciclistas que la recorren diariamente suelen hacerlo con bastante velocidad.
Para acceder a la pasarela peatonal del puente desde el área de Brooklyn hay dos entradas, ambas muy próximas (no más de cinco minutos caminando) de la estación del Metro de High Street, pudiendo optar por cualquiera de las dos si se va caminando y si se va en bicicleta es necesario acceder por la entrada situada en la esquina de Adams y Tillary Street.
Y por el extremo opuesto; es decir desde Manhattan, la estación de Metro más próxima es la del mismo nombre: Brooklyn Bridge y la entrada a la pasarela está en Center Street, con abundante y clara señalización para llegar.
Quien visita Nueva York, no debería irse sin haber cruzado el puente de Brooklyn a pie para sentir la esencia y vibrar al ritmo de la gran ciudad.