Puerto Rico, alegre por naturaleza
Impertérritas fortalezas que resistieron las afrentas de los piratas durante siglos, bosques tropicales Patrimonio de la Humanidad, bellas playas y el telescopio más grande del mundo. Todo esto y más tiene ante sí el turista para descubrir en uno de los países más prósperos y desarrollados del Caribe
Impertérritas fortalezas que resistieron las afrentas de los piratas durante siglos, bosques tropicales Patrimonio de la Humanidad, bellas playas y el telescopio más grande del mundo. Todo esto y más tiene ante sí el turista para descubrir en uno de los países más prósperos y desarrollados del Caribe
La alegría de vivir convive con la alta tecnología en uno de los países más prósperos del Caribe. El mayor productor de ron del mundo, que posee el puerto más grande de la zona para cruceros, tiene la mayor renta per cápita de toda America Latina y las más modernas redes de comunicación, así como la población más instruida de toda el área caribeña.
Puerto Rico, la isla más menuda de las Antillas mayores, se abre como paraíso dedicado al turismo de masas, con enormes piscinas, laberínticos centros comerciales, casinos más propios de Las Vegas y hoteles de vanguardia.
La capital de este estado libre asociado de los Estados Unidos, San Juan, se ha convertido en una de las metrópolis más modernas del Caribe, uno de los tantos trampolines desde los que saltar hasta el sueño americano. La ciudad vieja se diferencia de otras capitales amigas como La Habana o Santo Domingo en que está totalmente restaurada. La urbe se recorre a pie desde el Paseo de la Princesa hasta la Fortaleza, antigua residencia de los gobernadores coloniales. Junto a esta se erige, imponente, el Fuerte de San Felipe del Morro, un laberinto de fortificaciones en seis niveles levantada en el siglo XVI por los españoles y objetivo de asalto de los piratas. En 400 años de dominación española nunca fue tomada. Se sitúa cerca de otra muralla, la fortaleza de San Cristóbal. Ambas han sido declaradas Patrimonio Artístico Mundial tutelado por la Unesco.
El interior de la ciudad es una sucesión de estrechas callejas encerradas por edificios coloniales transformados en pequeños hoteles, estancias, museos, galerías de arte, restaurantes y locales. Desde el viejo San Juan se pueden programar decenas de excursiones, como a la playa de Esperanza, paraíso para los amantes del windsurfing y el buceo. En el sur se localiza la ciudad colonial de Ponce, fundada en 1696. A 80 kilómetros de San Juan se halla el telescopio más grande del mundo, el Observatorio Astronómico de Arecibo. Este radiotelescopio incluye un reflector de 38.778 paneles de aluminio. Mide 305 metros de diámetro y 51 de profundidad, con una superficie similar a la de 26 campos de fútbol.
La Cordillera Central es el pulmón verde de Puerto Rico. Cuenta con bosques, valles y cañones vertiginosos como el de San Cristóbal, con paredes de 200 metros. El bosque pluvial de El Yunque es el lugar que atrae a más aficionados por sus 28.000 acres de bosque tropical. Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera, en el parque conviven 240 especies de árboles y decenas de flores, entre ellas 50 orquídeas.
La oferta hotelera del país boricua es extensa y notable. Existen alojamientos adaptados a todos los bolsillos. De cinco estrellas está The Horned Dorset Primavera Hotel, en una tranquila playa de arena dorada. Más económicos resultan la Hostería Del Mar, una guest house que da al mar, el Hotel Milano o el Tres Palmas Inn. Si se prefiere el lujo, reservar en el Hotel El Convento o en el Hyatt Dorado Beach.