Qué hacer en Praga
Praga nunca decepciona a quien la visita. Esconde entre sus rincones un aire decadente y cosmopolita que se mezcla con la bella estampa que proporciona su rico patrimonio arquitectónico y monumental.
Praga nunca decepciona a quien la visita. Esconde entre sus rincones un aire decadente y cosmopolita que se mezcla con la bella estampa que proporciona su rico patrimonio arquitectónico y monumental.
La capital europea de los mil campanarios es un verdadero goce visual y emotivo para cualquier viajero que se precie de tal. No en vano, Praga es una de las ciudades más visitadas del Viejo Continente cada año. La urbe checa, al más puro encanto de cuento de hadas, es una villa recordada incluso por los que jamás han estado allí debido a sus hermosos edificios, el reloj astronómico del Ayuntamiento y la tristeza que desprende el cementerio judío.
Arropada como una de las ciudades barrocas mejor conservadas de Europa, Praga se abre ante al turista desde su patrimonio arquitectónico y monumental hasta sus laberínticas callejuelas, sus cervecerías y la impronta del reconocido escritor Franz Kafka, entre otros hermosos atractivos. Una buena opción para iniciar el recorrido pasa por visitar el puente Carlos y disfrutar de las primeras luces del día desde tal bello emplazamiento, rodeado de sus torres de estilo gótico y las 30 estatuas que se apilan sobre el puente.
Ya empapado de la esencia del río Moldava que cruza la espalda de la ciudad, lo mejor es ir a pie recorriendo las calles para toparse con la Staromestské Námesti (Plaza de la Ciudad Vieja). Allí se ubica el ícono por excelencia de la ciudad, el reloj astronómico del Ayuntamiento y, enfrente, la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn. Cerca se localiza otro edificio de enjundia del perfil de Praga: la Prasná Brána (Torre de la Pólvora), de estilo gótico tardío y más de 60 metros de alto.
Cerca de allí, el turista se encuentra con el popular Barrio Judío, en el que puede contemplar el Cementerio Judío y las sinagogas. Es el conjunto de edificios de estilo judío que mejor se conserva de todo el planeta. Tras esta visita y bordeando la ribera del río Moldava, se llega hasta Hradcany. Aquí esperan la Catedral de San Vito, la más imponente de toda la región de Bohemia, que se tardó mil años en construir, el monasterio de San Jorge y el Palacio Real.
Una de las principales atracciones de Praga y alrededores son los castillos y museos, cuyos horarios de visita varían considerablemente. Excepto los más frecuentados, todos suelen cerrar los lunes, festivos y al día siguiente de los mismos. El Museo Nacional y el Museo Técnico Nacional son las galerías más destacadas.
Algunas tiendas de Praga venden artículos de producción local de buena calidad, aunque lo más interesante pasa por comprar cerveza para llevar a casa, siempre que sea posible transportarla, debido a su bajo precio, así como su cristal de gran calidad. En calles comerciales como Karlova hay multiud de tiendas que venden estos artículos. Por la noche, una opción es acudir a alguno de los numerosos clubes de jazz y bares con música en vivo. Si se prefiere el deporte, se puede ver una carrera de caballos o un partido de hockey sobre hielo.
Para el visitante, la República Checa y en especial Praga es un paraíso. Tiene hoteles, restaurantes y servicios en abundancia, así como una amplia variedad de lugares de interés cultural y numerosas festividades y acontecimientos importantes.