Gibraltar: Enorme peñón calcáreo que otea el estrecho marítimo entre dos países

Omnipresente, el peñón de Gibraltar se levanta sobre este pequeño reducto de dominación inglesa en la Península Ibérica. La gran formación rocosa que otea el horizonte que separa la franja marítima entre España y África, se ha convertido en un estado con un privilegiado entorno natural poblado de monos en estado semisalvaje y en un paraíso de las compras

Gibraltar
Estrecho de Gibraltar
Foto cortesía de bachmont - Flickr.com

Una espectacular mole caliza domina el horizonte de Gibraltar, un minúsculo reducto de administración inglesa ubicado en el sur del territorio español. Embadurnado de una mezcla de cultura británica e hispánica, este pequeño paraíso fiscal libre de impuestos presume de tener, entre sus inquilinos a unos privilegiados vecinos: Unos simpáticos monos que conviven en una reserva natural que rodea al famoso peñón, vigía del estrecho marítimo al que da nombre y que separa África de la Península Ibérica.

Pese a lo pequeño del lugar, hay numerosas cosas que hacer aquí. El mejor punto de partida para recorrer Gibraltar se inicia en Casemates Square, en los prolegómenos de la comercial calle Real y Main Street, la arteria principal. De aspecto decimonónico, es el centro de la ciudad que congrega gran parte del bullicio urbano. El itinerario conduce hasta la catedral de Saint Mary the Crowned y la King's Chapel, actual residencia del gobernador.

En dirección a Southport Gate se llega al cementerio inglés de la histórica batalla de Trafalgar (siglo XIX). Después de presenciar el cambio de guardia en el Convento, el turista puede, en Red Sand Road, coger el teleférico para llegar hasta la cumbre del peñón y así disfrutar de la mejor panorámica posible. Desde aquí se ven los jardines Botánicos o el Fondeadero de Nelson, que tiene un gran cañón de 100 toneladas de peso.

Ya arriba, se palpa el entorno natural que emana la reserva del peñón, habitada por una valiosa fauna y flora. Los juguetones monos que por aquí conviven en estado semisalvaje, únicos en Europa, acaparan el protagonismo, sin duda, y el visitante debe andarse con ojo para que no le puedan robar las pertenencias personales. Mientras, en el mar que enfrenta a la gran roca son los delfines quienes reclaman la atención del viajero.

Bajo las entrañas del peñón se esconden miles de cavidades y túneles excavados sobre la roca que ocuparon antiguas civilizaciones que poblaron Gibraltar, agujereado como un queso gruyere. De entre estas cabe destacar la Cueva de San Miguel, ahora auditorio, que refleja modos de vida prehistóricos, o los túneles del Gran Asedio, un vasto conjunto subterráneo de más de medio centenar de kilómetros, excavado para alojar añejos cañones de guerra. Otra joya visitable son las Upper Galleries, un total de 70 kilómetros de túneles perforados que albergaron el cuartel general del general estadounidense Eisenhower durante la II Guerra Mundial.

Una de las mejores visitas que se pueden realizar aquí es la que lleva al Museo de Gibraltar y su interior. Junto a un cráneo procedente de la época prehistórica de Neandertal y objetos fenicios o romanos, vestigios del pasado de la roca, sobresalen unos bellos baños árabes, que se encuentran muy bien conservados en la actualidad. También testigo de la época de dominio árabe destaca la fortaleza, de la que apenas se conserva la Torre de la Calahorra.