Atracciones turisticas de Flandes
Las bellas ciudades de Amberes, Gante y Malinas reclaman la parte alícuota de protagonismo turístico que acaparan urbes como Bruselas o Brujas en toda la región de Flandes. Para ello, presentan al viajero una interesante oferta patrimonial, histórica, artística, de ocio y descanso de gran calidad
Las bellas ciudades de Amberes, Gante y Malinas reclaman la parte alícuota de protagonismo turístico que acaparan urbes como Bruselas o Brujas en toda la región de Flandes. Para ello, presentan al viajero una interesante oferta patrimonial, histórica, artística, de ocio y descanso de gran calidad
Vivir Flandes es también dejarse llevar por las creaciones más atrevidas de Amberes, navegar por los románticos canales de Gante o disfrutar de la vitalidad urbana de Malinas. El turista que arriba a la región cuenta con interesantes alternativas alejadas del excesivo refinamiento de Brujas o la rigurosidad que impone Bruselas.
La hermosa capital histórica de Flandes, ciudad natal del gran pintor Rubens, se ha convertido en un centro de la moda. Toda Amberes respira nuevas tendencias, desde sus cafés y restaurantes hasta los comercios. Visita obligada del visitante es el Museo de la Moda, que repasa la historia de cinco siglos de la urbe hacia las últimas tendencias. Situada a orillas del río Escalda, esta cosmopolita ciudad cuenta con una impresionante catedral gótica y es considerada centro mundial del diamante al concentrar el 85% de su producción mundial.
A poca distancia de la monumental Brujas se encuentra la romántica Gante. El arte y el diseño se dan cita también entre los muros medievales de una de las ciudades más bellas de Europa. Su esplendor del siglo XV se ha convertido hoy en un espacio arquitectónico habitado por jóvenes y mayores. La hora de la cena se viste de gala en Patershol, un antiguo barrio obrero que en la actualidad alberga tiendas de moda, muebles y objetos de capricho. Uno de los encantos de esta ciudad belga son sus mercados: de verduras, flores o animales en zonas como Vrijdagmarkt, la plaza Kouter, Groentenmarkt o St. Jakobs-Beverhoutplein. También destaca el puente de San Miguel, desde donde se divisa una bella panorámica de Gante, así como las denominadas tres torres (el campanario de la Catedral de San Bavón, la Atalaya o Belfort y la torre de la iglesia de San Nicolás), que se han convertido en su símbolo más representativo. La catedral alberga la pintura retablo La Adoración del Cordero Místico, una de las mejores obras del flamenco Jan Van Eyck.
Para sentir la intimidad de Bélgica resulta necesario acercarse hasta Malinas, sede del arzobispado católico del país y antigua capital administrativa. La ciudad cuenta con una interesante plaza mayor donde disfrutar de varios agradables bares y cafés. Su mayor atractivo, cerca de aquí, es, sin duda, la Catedral de St. Rombouts, una enorme construcción (97 metros de altura) que tiene el mayor carrillón de Bélgica con 49 campanas. Para ascender a su torre hay que escalar más de 500 peldaños. Forma parte del legado actual Patrimonio de la Humanidad. En general, el ambiente callejero de Malinas es uno de los más animados de toda Flandes.
Menos conocida, pero igual de interesante es Lovaina, la ciudad universitaria de Flandes por excelencia. En sus aulas impartió clase el humanista Erasmo de Rotterdam. La imponente Iglesia de San Pedro y el famoso Ayuntamiento gótico son las señas de identidad de esta ciudad.
La oferta hotelera de estas hermosas urbes no tiene nada que envidiar a la de Bruselas o la de otras capitales europeas. Existen alojamientos para todos los gustos y bolsillos. En Amberes destaca el hotel De Witte Lelie, tres casas del siglo XVII de estilo moderno. Mientras, en Gante sobresale un romántico hotel junto al río, el Ghent River (200 dólares la habitación por noche con desayuno incluido). Y el Hotel Vé de Malinas, antigua fábrica de conservas de pescado, se ha reconvertido en un alojamiento de especial descanso. Una opción más sencilla y económica es elegir alguno de los Bed & Breakfast que se diseminan por la región belga más conocida.