Paisajes y climatología de Praga
Formado por suaves colinas y amplias llanuras, Praga recibe al visitante con un paisaje peculiar y una climatología benigna, aunque un poco fría en invierno. El Moldava articula la silueta de la capital de una República Checa conocida por la calidad de sus aguas medicinales.
Formado por suaves colinas y amplias llanuras, Praga recibe al visitante con un paisaje peculiar y una climatología benigna, aunque un poco fría en invierno. El Moldava articula la silueta de la capital de una República Checa conocida por la calidad de sus aguas medicinales.
En líneas generales, el paisaje checo es poco accidentado y está formado por suaves colinas, extensas llanuras boscosas y, al norte, algunas montañas de altura considerable. La República Checa, país sin salida la mar, abarca un área de 78.703 milómetros cuadrados en Europa central y limita con Alemania por el oeste y con Eslovaquia por el este. También tiene frontera con Austria y Polonia.
Praga es, con diferencia, la ciudad principal del país, seguida de Brno, en Moravia.
El Moldava es el río más conocido de la República Checa. El principal río de la región, el Labe, más conocido por su nombre alemán de Elba, tiene sus fuentes en los montes de los Gigantes. El Moldava nace en el macizo de Sumava, en Bohemia Meridional. Muchos castillos pintorescos dominan sus orillas, en su recorrido hacia el norte, en dirección a Praga. Desde la capital, el Moldava prosigue su curso hacia el norte hasta su confluencia con el Elba en el Melník.
Otro río importante, el Morava, desemboca al sur del Danubio.
Tanto en Praga como en el resto del país abundan las fuentes de aguas medicinales, conocidas por sus grandes beneficios para la salud. Una importante sierra de Bohemia son los montes Krknose, compartidos con Polonia a lo largo de la frontera, al nordeste de Praga. Forman una región de prados alpinos y extensos bosques, con algunos centros industriales en los valles glaciares que descienden hacia el sur.
En Moravia, el rasgo geológico más fascinante es el Moravsky kras, una región de calizas del periodo devónico del nordeste de Brno, con barrancos y despeñaderos. Es célebre por sus cuevas, precipicios, grutas y servicios subterráneos.
El clima que se da en la ciudad de Praga es de tipo continental. La temperatura media anual alcanza unos 9 grados centígrados. La época hivernal suele ser más bien rigurosa pero no en exceso severa y relativamente seca. Cero grados es la temperatura media en invierno.
La primavera resulta fresca al principio y se vuelve húmeda conforme se aproxima el verano; se llega a los 17 grados en junio de media. No es muy cálido el verano, sobrepasa ligeramente los 18 grados de media durante los meses de julio y agosto. Las lluvias alcanzan su punto máximo en julio y empiezan a decaer en agosto.
El otoño de Praga sueler ser de climatología templada y más bien seca, con precipitaciones parecidas a las del invierno y la primavera. Pero noviembre es bastante frío, con menos de tres grados centígrados de media.
La capital de la República Checa cuenta con 2.100 hectáreas de áreas protegidas, divididas en 89 áreas, de las que varias son Monumentos Naturales Nacionales. Sin embargo, la cantidad de vegetación y número de parques dentro del casco urbano de Praga resulta bastante pobre. Pero los pocos que existen merecen la pena ser visitados para así poder descansar y desconectar del bullicio de la ciudad. De entre los más destacados cabe citar a dos:
Los Jardines de Kampa se sitúan en la isla de mismo nombre y cuentan con una romántica zona verde en torno a las aguas Certovka, un afluente del río Moldava. La panorámica de los alrededores y del Puente Carlos es espléndida. Mientras, desde el Parque de Letná se contemplan espectaculares vistas del centro histórico, la colina Petrín e incluso el castillo. El recinto está equipado con instalaciones deportivas. El Parque Recreativo de Fucik es uno de los más agradables para pasear y el Zoológico tiene entre sus inquilinos al caballo Przewalski con hocico blanco de procedencia asiática.