La gran vía de Manhattan

Es una de las estampas urbanas más fotografiadas de todo el planeta. En pleno corazón de la Gran Manzana confluye la arteria con mayor popularidad de los Estados Unidos.

times square
Times Square, New York
flickr.com

Lujo y pobreza conviven en la Quinta Avenida neoyorkina. El glamour lo ponen sus innumerables tiendas y comercios de marcas de moda y el drama, sus sin techo. Frenética a cualquier hora del día, la Quinta presume de contar con el Empire State Building, el Rockefeller Center, el MOMA o el Metropolitan Museum.

A lo largo de sus más de siete kilómetros, en esta gran arteria del centro de Manhattan se localizan algunos de los contrastes más sorprendentes de la ciudad de Nueva York y las tiendas más glamourosas. Es la Quinta Avenida, uno de los escaparates urbanos más fotografiados del planeta. Desde Washington Square Park hasta las aguas de East River a su paso por Harlem, en la gran vía estadounidense confluyen todas las tendencias de moda, decoración y complementos. Innumerables son las refinadas marcas que se diseminan a lo largo de la vía: Gucci, Cartier, Louis Vuitton, Ermenegildo Zegna, Chanel, Hugo Boss, Bulgari, Versace, Armani, Christian Dior o Zara. Célebre es, además, su joyería Tiffany, que nos retrotrae a la hermosa película Desayuno con diamantes. Pero junto al lujo más sofisticado convive en armonía lo más vulgar. Bajo los rascacielos sobreviven como pueden los homeless entre cartones. También se entremezclan a su paso nacionalidades, etnias de medio mundo y todas las clases sociales en su abultado tránsito diario.

Más allá del caos circulatorio que envuelve la zona de las calles 59 y 42, donde se concentran la mayor parte de las tiendas, la Quinta Avenida también acoge la llamada Milla de los Museos, de fábula para los amantes del arte. Algunos resultan imprescindibles, como el Metropolitan Museum of Art, el Guggenheim o el MOMA; otros , simplemente logran maravillar al visitante: Frick Collection, Museo de la Ciudad de Nueva York y Museo del Barrio. Pero si de algo se vanagloria la Quinta es de acoger entre sus calles a dos de los hijos más ilustres de la Gran Manzana y por extensión de los Estados Unidos: el Empire State Building y el Rockefeller Center, dos colosos en el horizonte.

El primer rascacielos, de 381 metros de altura, tiene 121 plantas y como uno de los edificios más elevados del mundo es visitado a diario por miles de turistas. Por su parte, el Rockefeller Center, de 259 metros de altura, es el primer complejo integral (viviendas, oficinas, tiendas, teatros) de la ciudad. Culmina con el General Electric Building y en Navidad, el Radio City Music Hall ofrece el Christmas Spectacular. Otro coloso de metal a destacar es el Flatiron Building, el primer rascacielos de New York. En cuanto al legado arquitectónico y monumental sobresale, entre las calles 50 y 51, la Catedral de San Patricio. De estilo neogótico, es el templo católico con más capacidad de todo Estados Unidos. Y frente a él el Atlas, obra escultórica que preside el Rockefeller Center.

Gran parte de la ciudad se mueve al son de los coloristas desfiles y manifestaciones que toman la avenida que, a diario inundan las riadas de taxis amarillos. Es su ruta tradicional. Y si al viajero le entra apetito, en su paseo por la Quinta tiene una amplia gama de exquisitos restaurantes como los japoneses Kai y Kuruma Zushi o el local Beacon. En sus inmediaciones el visitante cuenta con una oferta hotelera abundante, pero sobre todo abusiva en cuanto al precio. Y es que el lujo y la sofisticación de algunos de los mejores hoteles del mundo obliga a rascarse el bolsillo. En la confluencia de la Quinta Avenida con la 57 se encuentra The Plaza Hotel, el más emblemático de la Gran Manzana. Tiene más de 800 habitaciones y 19 plantas. Nombrado lugar de interés histórico nacional, por sus habitaciones que han hospedado los personajes más populares del mundo.