Burdeos: La belleza de la capital mundial del vino
La capital mundial del vino se abre al turista con un casco histórico digno de la Ilustración y considerado Patrimonio de la Humanidad. Burdeos alberga más de 360 monumentos históricos y un área peatonal que permite perderse entre sus calles y porqué no, soñar
La capital mundial del vino se abre al turista con un casco histórico digno de la Ilustración y considerado Patrimonio de la Humanidad. Burdeos alberga más de 360 monumentos históricos y un área peatonal que permite perderse entre sus calles y porqué no, soñar
Junto a la innegable calidad de sus vinos, de reconocida fama internacional, Burdeos encierra otro enorme tesoro: Su casco antiguo, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco hace dos años debido a su valor y armonía arquitectónica. El turista que arribe a la ciudad gala debe tener en consideración que Burdeos se recorre de forma sosegada, tranquila con el fin de paladear cada instante de su excelso patrimonio. Y esto es posible gracias a que toda su área es peatonal.
El casco antiguo de una de las capitales mundiales del vino, es uno de los conjuntos arquitectónicos dieciochescos más espectaculares de todo el Viejo Continente. A través de sus bulevares a las orillas del Garona sobresale, en primer lugar, la explanada de los Quincoces, luego el Gran Teatro, el Palacio de la Bolsa y el Palacio Rohan, a continuación la Catedral y dos basílicas, el Triángulo bordelés, sus mercados de las cuatro estaciones y sus tiendas de lujo, la calle Sainte Catherine, las grandes firmas, el barrio de los Chartrons con sus anticuarios, chamarileros y galerías de arte o el barrio de Saint Michel y su rastro. La lista es inacabable en una ciudad de apenas 235.000 habitantes. Y es que en total, el casco antiguo alberga más de 360 monumentos históricos, un sector protegido de 150 hectáreas y tres iglesias (Saint André, Saint Michel y Saint Seurin)
No acaba ahí la visita. El recorrido puede proseguir por el anfiteatro romano (siglo III), las iglesias románicas de San Severino y de la Santa Cruz, el actual ayuntamiento o el teatro Victor-Louis, de estilo neoclásico. Al estar en Burdeos resulta indispensable la visita a algunos de sus museos (Bellas Artes, de Aquitania, Centro de Artes Plásticas Contemporáneas u otros dedicados al vino) o tomar un vino en alguna de sus terrazas. También resulta curioso e interesante realizar un recorrido fluvial por el río Garona. Además de su riqueza patrimonial, Burdeos cuenta con barrios atractivos, bulliciosos y cosmopolitas, con angostas calles como en el distrito de San Miguel a los edificios de los años 60 y 70 de la zona de Mériadeck. La urbe gala ha sabido evolucionar a lo largo del tiempo sin perder su identidad clasicista. Además, si la economía lo permite, el visitante puede optar por escaparse hasta Saint Emilion, un pueblo medieval calificado como Patrimonio Mundial por la Unesco.
La capital mundial vinícola de Europa cuenta con el noble caldo como eje vertebrador de gran parte de su turismo. En Burdeos existen cerca de 14.000 productores de vino, 117.514 hectáreas de viñedos, 400 comerciantes y un volumen de negocio de más de 14 millones de euros. Casi nada.
La oferta hotelera en Burdeos es amplia, variada y de calidad. Existe la posibilidad, para el viajero, desde los 120 dólares, de contratar un paquete individual con estancia en un hotel de dos estrellas que incluye dos noches de habitación y desayuno, visitas guidas por la ciudad, entradas a museos y degustaciones de vinos, entre otras posibilidades de alojamiento.