Destinos oníricos - Museos extraños
Las Pozas de Xilitla declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad son un gran museo al aire libre.
En los años 50 un rico y excéntrico aristócrata inglés, Sir Edward James, decidió construir su idea más insólita en la exuberante vegetación y las cascadas de la selva mexicana de Xilitla en San Luis Potosí, a primera vista parecen restos de una civilización milenaria, eso quería Sir Edward James con sus pretensiones burlescas que el visitante cayera en ese error, pero lo que en realidad levantó con la ayuda de un amigo llamado Plutarco Gastélum durante 20 años es una ciudad laberíntica de casi 40 hectáreas poblada por 36 estructuras oníricas: Escaleras que solo conducen al cielo, columnas que no sostienen nada, arcos invertidos con diversos estilos de construcción como gótico o egipcio.
Son las pozas de Xilitla, sobrecogedoras por su belleza y misterio convertidas en un zoológico, llenas de venados, serpientes, y demás animales típicamente salvajes. Se paseaba Sir Edward desnudo por ella imaginando nuevas formas de cómo se podría ampliar. En la actualidad, es un museo al aire libre declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se encarga de él Kako, hijo de aquel indio llamado Plutarco que ayudó a Sir Edward James a construir su idea delirante.
Otro destino onírico es el Parque de Leonardo Da Vinci en Ambroise, Francia. Leonardo Da Vinci nació en la Toscana en 1452. En 1516 cuando ya se conocía su excepcionalidad como arquitecto, pintor y urbanista aceptó la invitación de Francisco I, el Rey de Francia, para abandonar su Italia natal e instalarse en el Valle del Loira en Ambroise donde se llevó sus lienzos preferidos -entre ellos la Gioconda-, y se dedicó a terminar muchos de sus inventos hasta que murió en 1519.
Actualmente en Clos Lucé no sólo pueden recorrerse las estancias que el artista ocupó tal como estaba entonces y contemplarse algunos de los frescos que pintaron sus discípulos.Se exponen también las 40 máquinas que concibió en torno a varios temas: Ingeniería militar, urbanismo, mecánica e hidráulica.
Es un mágico recorrido paisajístico que descubre sus fuentes de inspiración con la ayuda de 16 máquinas gigantes accionables y 32 telas translúcidas de 3 a 4 metros de altura que presentan esbozos y detalles de sus cuadros. Además de un espectáculo de imágenes que pone en movimiento la diversidad de conocimientos e inventos de Leonardo Da Vinci, el visitante se sumerge en las quimeras voladoras del genio italiano, una maqueta de 12 metros de envergadura de su máquina para volar, por ejemplo, o algunos diseños o inventos que se quedaron sin llegar a terminarse porque la muerte le sorprendió.
Los visitantes tienen acceso también a las salas y los patios en donde Da Vinci y sus discípulos tuvieron la oportunidad de diseñar y probar algunos de los ingenios que desarrolló, muchos de los cuales –sobre todo los relacionados con el ámbito militar– fueron utilizados durante muchos años después por Francia y le sirvieron para afianzarse como la potencia europea más influyente en el continente después del Imperio Español.