Dunas que se mueven y una sensación de estar en el paraíso..., Maspalomas
Este territorio costero perteneciente al municipio de San Bartolomé de Tirajana ofrece un entorno lleno de posibilidades al alcance del visitante. Equilibrio perfecto entre actividad y placer. Vivir al límite es posible aquí durante los 365 días del año.
En una mezcolanza propiciada por los dioses del pasado; el fuego de los volcanes y el agua del Océano Atlántico se fusionaron años atrás para ver nacer a Maspalomas
La isla, de relieve muy accidentado, alberga diferentes paisajes y microclimas que conviven separados a apenas unos kilómetros de distancia del brillante azul del mar a las escarpadas sierras, los verdes pinares o las turgentes dunas.
Precisamente, quizá el mayor atractivo de este emplazamiento canario corre peligro de desaparecer debido al vertiginoso desarrollo turístico de San Bartolomé de Tirajana, con la edificación de hoteles al lado de las dunas, lo que frena la regeneración de este bellísimo ecosistema.
Quien las visita queda fascinado por el embrujo que despiertan. No paran de moverse al son del viento que las desplaza. Declaradas Espacio Natural Protegido de Interés Nacional desde 1987, la reserva de las dunas de Maspalomas está conformada por una amplia extensión de unas 404 hectáreas, una charca y un palmeral.
Aunque se hallan en pleno océano, las playas de Maspalomas, de 32 kilómetros de extensión, parecen calcadas del Mar Caribe por su sosiego, el azul cristalino y la calidez de sus aguas, no así por su orografía. Aquí el litoral amanece cada día con cantos rodados, pequeños acantilados y perfiles rocosos fruto de un pasado de origen volcánico.
Las playas más famosas son las denominadas del Inglés, Maspalomas y San Agustín, que ostentan banderas azules, lo que avala la calidad ambiental de sus aguas desde 1988. La óptima temperatura provoca, entre otros factores, el varado de colonias de cetáceos en la costa. Delfines, ballenas piloto y cachalotes son las especies más avistadas tanto por lugareños como por turistas. Maspalomas también presume de un rico patrimonio biológico marino: peces, esponjas, erizos y anémonas conviven bajo estas aguas isleñas.
El turismo en este enclave canario es variopinto. Al igual que todos los destinos vacacionales de las Islas Canarias, Maspalomas recibe visitantes de la propia Península Ibérica, alemanes, británicos y escandinavos a lo largo de todo el año debido a su benigno clima templado.
Conseguir alojamiento no debe convertirse en problema alguno. Maspalomas cuenta con una amplia oferta de más de 180.000 camas entre hoteleras, extrahoteleras y residenciales. De hecho, por cada habitante censado en la isla existen más de cinco camas disponibles para pernoctar. La oferta es tan extensa que resulta más que sencilla la reserva de hoteles. Todo dependerá del precio que estemos dispuestos a pagar. A partir de las tres estrellas, los establecimientos hoteleros en Maspalomas ya ofrecen al huésped un servicio de calidad y lo que es mejor, a escasos metros de sus playas paradisíacas.