Viajar como un niño, aprender a divertirse
Aprender a divertirse en un viaje no es tan difícil, pues para hacerlo basta con mirar la forma en que lo hace cualquier niño.
Aprender a divertirse en un viaje no es tan difícil, pues para hacerlo basta con mirar la forma en que lo hace cualquier niño.
Cuando pensamos en viajar con niños, los adultos nos concentramos en una cosa principalmente, cual es ¿Cómo podemos divertirnos estando con niños y siendo sanos? El otro lado de la moneda - los niños – pueden sobrevivir a un viaje junto a nosotros y a las inescrutables decisiones que hacemos en él aun cuando no siempre tengamos sus intereses en mente.
Hay veces en que los padres hacen todo lo posible para que sus hijos se diviertan, pero lo extraño de ello es que aun cuando se haga lo que ellos quieren puede que estemos escogiendo el camino equivocado. Hay que tener en mente que por mucho dinero que gastemos en Disney World, pensando que son las mejores vacaciones que los niños pueden imaginar, nos encontramos con que la mejor parte del viaje fue el desayuno buffet del hotel.
Cuando vemos que un niño se está divirtiendo al máximo o por el contrario, está sumamente aburrido durante un viaje, hay que prestar atención y quizá podamos aprender algo. A continuación exponemos algunas de las lecciones que se aprenden con los niños durante un viaje.
¿Ya llegamos?
Si pasamos mucho tiempo en tránsito de un lugar a otro, lo más probable es que nos pongamos de mal humor. No tiene ningún sentido el hacer viajes demasiado largos sin hacer paradas. Si tenemos la opción de elegir cómo viajar, escojamos cosas novedosas como hacerlo en trenes, buses de dos pisos, hidroaviones o lanchas.
Cuando no hay opciones más que tomar la carretera, entonces es mejor planificar las paradas y estar pendientes del navegador para así evitar la “monotonía” de estar mucho tiempo tras el volante.
La importancia de la comida en viaje
A los niños no les gusta viajar y comer mal, por lo que tampoco deberíamos pensar en eso. No obstante lo anterior y dependiendo al lugar al que vamos, tenemos que tener cuidado con la comida extraña (local), pues muchas veces resulta interesante, pero otras simplemente asusta.
Si vamos a un sitio que no conocemos, la mejor forma de interiorizarnos es probando alguno de los menús locales, y es que la comida tiene el mágico poder de mantener a una persona feliz, sobre todo cuando se trata de sabores nuevos.
Soltar el control
Cuando se viaja con los niños muchas veces pasa que los arrastramos de un lugar a otro, pero ¿Es lo que realmente ellos disfrutan? Siempre hay que tener cuidado de sacarlos de un lugar en que se están divirtiendo, ya que por lo general en viaje se entretienen con las cosas nuevas, inesperadas y espontáneas, cuestión que también se aplica a nosotros.
Hay que dejarse llevar por las costumbres locales, dejar el miedo a un lado y mantener la precaución de cuidarse de lo demasiado arriesgado, pero no acoger el miedo a probar cosas nuevas, intentar cosas estúpidas o absurdas, pues sólo así se vive realmente una experiencia de viaje.
Más parques y menos museos
Pasear al aire libre puede entregar una experiencia realmente entretenida, sobre todo cuando se está en un lugar que no se conoce, ya que se está al aire libre. Ir a los museos puede ser una actividad muy cultural, pero ¿Encontramos realmente diversión ahí? Si tenemos pensado hacer una excursión histórica del lugar, está bien, pero hay que procurar que no se lleve todas las vacaciones.