Rutas únicas y un alojamiento de excepción en los paradores españoles
Habitaciones y aposentos que antaño fueron ocupados por reyes y nobles conforman la oferta de exquisito alojamiento que dispensa la red del casi centenar de paradores de turismo que se diseminan por toda la Península Ibérica.
Habitaciones y aposentos que antaño fueron ocupados por reyes y nobles conforman la oferta de exquisito alojamiento que dispensa la red del casi centenar de paradores de turismo que se diseminan por toda la Península Ibérica.
A través de los paradores españoles, el viajero puede configurar rutas cuyo eje temático gire en torno a la historia, el patrimonio, la naturaleza el bienestar o la gastronomía.
Asentados sobre históricos cimientos y escondidos entre sus claustros y quietud que otorga el paso del tiempo. Así se descubren ante el visitante los mejores paradores de España que antaño fueron ocupados por reyes y que en la actualidad son ejemplo e integran gran parte del patrimonio cultural patrio.
Situados sobre edificios de inmenso valor histórico, así como en parajes costeros y de interior donde la naturaleza aparece verde y exuberante, el casi centenar de alojamientos de estas características que se dismeninan a lo largo y ancho del país ofrecen a su huésped una estancia de alto confort y un servicio agradable y más que exquisito. La Red de Paradores de Turismo constituye, sin duda, una de las ofertas más interesantes para disfrutar y conocer España. Desde estas estancias el viajero puede configurar sus propios itinerarios y rutas de elevado valor histórico, ecológico, de playa, de bienestar o sencillamente gastronómico.
Como por ejemplo pernoctar en alguno de los paradores del noroeste español (desde los 190 dólares en régimen de alojamiento y desayuno o los 290 dólares la media pensión) y disfrutar del patrimonio monumental y arquitectónico que ofrecen ciudades como Santiago de Compostela, León, Salamanca, Trujillo (Cáceres), Cuenca, Córdoba, Sos del Rey Católico (Zaragoza) o Almagro (Ciudad Real). Si lo que el viajero prefiere es dormir cerca de un volcán o con vistas a picos nevados, nada mejor que alojarse en alguno de los paradores levantados como refugios de elevadas cumbres en localidades como Cangas de Onís (Asturias), Fuente Dé (Cantabria), Cañadas del Teide (Tenerife), Cazorla (Jaén), Cervera del Pisuerga (Palencia), Bielsa (Huesca) o Gredos (Ávila).
La oferta de sol y playa se cubre con creces en alguno de los paradores ubicados junto a la costa como los de Nerja (Málaga), Mazagón (Huelva), Málaga, Jávea (Alicante), La Gomera o El Hierro. Además, en sus entornos también se puede disfrutar de la práctica del golf. Una de las señas de identidad de la oferta de los paradores españoles es el relax que permiten sus instalaciones. Contemplar las magníficas vistas entre el placer que dispensan las burbujas, pasear a lo largo de jardines con historia o descansar al lado del mar es posible en paradores como los de Santo Estevo (Ourense), El Saler (Valencia), La Granja (Segovia) o Vielha (Lérida).
Una vez asegurado un alojamiento de postín, ya queda al gusto del turista la ruta o recorrido a realizar por la Península Ibérica. La amplia red de paradores permite establecer itinerarios a precios interesantes en forma de paquetes como la ruta de las ciudades Patrimonio de la Humanidad (Salamanca, Segovia, Córdoba, Cuenca, Ávila), la de los Monasterios (Soria, Sos), la Ruta de la Plata (Trujillo, Salamanca, León), del Mediterráneo (Jávea, El Saler), la Ruta de los Vinos (Salamanca, Santo Estevo, Sos) o el Legado Andalusí (Málaga, Córdoba, Cazorla).