Hoteles en Bolivia. Consejos para quien llega por primera vez

Hotel LP Columbus (La Paz)

Un viaje al país del Altiplano o al también llamado Tíbet de las Américas garantiza el descubrimiento de sus grandes atractivos turísticos, tanto históricos como naturales. Como por ejemplo de las magníficas ruinas de Tiwanaku que son, después de Machu Picchu, las más importantes de toda América del Sur.

El Parque Nacional Madidi es una de las regiones mundiales más ricas en biodiversidad, mientras que el Lago Titicaca, el más alto navegable del mundo y cuna legendaria del Imperio inca atraen, sin duda, la atención e interés de cualquier visitante que se preste a conocer Bolivia. Otro destacado polo de atracción es la ciudad de Potosí, declarada Patrimonio de la Humanidad y de la que salían todas las monedas de plata hacia Europa y el mundo.

Sin embargo y pese a las maravillas que alberga a lo largo y ancho de su territorio, la calidad hotelera del país andino no se encuentra a la misma altura. Bolivia no es un país caro y el precio para alojarse no es muy elevado, lo que repercute en su oferta de servicios prestados. Por ello, la mejor opción para el viajero es la reserva de hoteles con tiempo de antelación a través de Internet y tras consultar la opinión de anteriores viajeros. Si lo que desea es buscar alojamiento en la capital de mayor altitud del mundo, La Paz (3.640 metros), varios de los mejores establecimientos, recomendados por huéspedes que allí se alojaron, son el Aparthotel a la Maison, La Loge o el LP Columbus, donde se puede dormir por 65 dólares la noche. También es posible lograr una habitación en pensiones por 40 dólares, pero no son muy recomendables. En La Paz se puede disfrutar de su Museo Arqueológico, la iglesia de San Francisco o el Mercado de la Brujas.

Al preparar el nuevo destino semanas antes, el futuro visitante debe tener en cuenta llevar a Bolivia ropa ligera con algunos abrigos para prevenir posibles incidencias climatológicas, pese a que la temperatura media anual del país es de 30 grados. La única moneda extranjera que se acepta sin ningún problema es el dólar americano, por lo que no hay problemas para cambiar de divisas. Ante la aparición de brotes de fiebre amarilla en zonas como la Yungas y Chapare el viajero tiene que asegurarse de llevar el certificado de vacuna contra la fiebre amarilla cuando pretende ir a las mismas. Pero en especial, el principal inconveniente que deberá sortear como pueda es el mal de altura, la falta de adaptación del organismo a la altitud por la falta de oxígeno y que los indígenas bolivianos combaten mascando hoja de coca. Bolivia es un paraíso de la tranquilidad, especialmente en las zonas habitadas por indígenas en las que el turista no es muy bien recibido.

Santa Cruz es la ciudad más habitada de Bolivia y una de las más visitadas por la cantidad de monumentos que posee: la Basílica Menor de San Lorenzo, la colonial Plaza Metropolitana 24 de septiembre o las cabañas del río Piraí. En esta urbe es posible dormir con garantías en dos pequeños hoteles: el Gran Hotel Santa Cruz y en el Hostal Regina María, sencillos y económicos.

En Sucre la oferta se amplía con varios alojamientos como el Hotel Glorieta, Los Solares, Hostal de su Merced o El Fogón, donde también se puede degustar la gastronomía local. Imprescindible recorrer su centro histórico y las huellas paleontológicas del periodo cretáceo. En Cochabamba, tercera ciudad en importancia de Bolivia, abundan los hostales para pernoctar, como el Jordan, Versalles o el Concordia, donde es posible descansar desde los 13 dólares la noche.