Portugal, algunas de las cosas que vale la pena conocer

Los portugueses, realmente ceremoniosos y de una educación refinada, son los anfitriones ideales para conseguir hacernos pasar unas vacaciones inolvidables

Playa de Nazare - Portugal
Playa de Nazare - Portugal

Portugal lugar que anteriormente fue utilizado por españoles para mercadillos, compras de café, toallas y ropa de casa de algodón, es hoy un país moderno, perteneciente a la Unión Europea y de un turismo de calidad

España y Portugal poseen un pasado compartido, por lo que ambas naciones están hermanadas de por vida y tienen una historia común que corre por las mismas páginas de los libros. Comparten gran parte del territorio como frontera, muchos cauces de los ríos de la Península Ibérica -que ambos Estados comparten- son una frontera natural entre ambos, como es el caso del río Miño y el Duero, en el norte, el Tajo en el centro y el Guadiana en el sur, quienes forman la frontera con España a lo largo de más de cien kilómetros.

La bonita arquitectura lusitana, de piedra con ventanas y balconadas forjados de blanco, y fachadas decoradas con los artísticos azulejos blancos y azules, son parte de la identidad del país. Las Pousadas, antiguos palacios o edificios singulares históricos, son hoy hoteles de la red estatal de alojamientos. Todos espectaculares, decorados con gusto exquisito, repartidos por todo el territorio del país, ofrecen al viajero una estancia y un servicio singular y personalizado lleno del glamour de otra época.

La música del fado, con sus melancólicas y nostálgicas tonadas y acordes, son parte de la personalidad del alma portuguesa. La gastronomía y los vinos lusitanos son otro gran atractivo del país.

Tranvia Lisboa

Los tranvías de Lisboa

Lisboa, la capital de Portugal, es una de las ciudades más glamurosas que se puedan visitar a esta parte del mundo. En el centro del país, toda ella es encanto, pudiendo aseverar que es la ciudad de los tranvías. Los antiguos tranvías amarillos siguen subiendo y bajando por las cuestas de la ciudad, aunque ahora también los hay modernos. Desde 1873 escalan y descienden por las colinas de la bella urbe, una original y eficaz manera de conocer Lisboa, una ciudad de grandes desniveles geográficos.

Menos mal que la monumental plaza del Comercio no está en cuesta, pues es una de las visitas obligadas. El río Tajo desemboca en Lisboa, hace de frontera con el país vecino y otorga personalidad especial a la ciudad con sus bonitos puentes. La visita a la Torre de Belén, la Catedral, el Oceanográfico, los barrios típicos con añejo sabor de otros tiempos –como el de Alfama- son como dos ciudades en una: la monumental y la tradicional-popular, son un recorrido que a lomos del tranvía se hacen imprescindibles e inolvidables.

También los autobuses rojos descapotables son una buena opción para conocer la ciudad antes de recorrerla a pie. (http://www.visitlisboa.com)

Romántica Sintra

Sintra y Cascais se encuentran muy cerca de Lisboa, de las cueles la primera es una ciudad que no hay que dejar de visitar. El Palacio da Pena -con sus románticos jardines y estanques-, sus calles y edificios de rancio abolengo, muy cuidados, bonitas tiendas, terracitas y restaurantes, sin contar con los espectaculares paisajes naturales que están a pocos kilómetros de la capital. No en vano fue la residencia de verano de la Monarquía lusitana. Estoril, también en las proximidades, fue refugio de la familia Real española en el exilio antes de la Restauración de la Monarquía, y es un acumulado de mansiones espectaculares.

En el sur, Portimao, el Faro y las playas del Algarve son los destinos de veraneo por su mejor situación y el clima más benigno, con sus soleadas playas de suave arena. También en el Algarve existe un interesante turismo del vino. La región del Alentejo, en el centro-sur, mucho menos conocida en el exterior del país, es un tesoro aún por descubrir, con sus pequeños pueblos empedrados y sus playas menos pobladas y explotadas por el turismo de masas.

Cascais - Lisboa

Oporto, vino y literatura

En el Norte se encuentra Oporto, la segunda ciudad del país, donde desemboca el río Duero que hace de frontera natural con España durante cincuenta kilómetros. La ciudad doblemente puerto por el gran río y su vertiente de costa al océano Atlántico, es importante también por sus muchas bodegas de cubas de roble, donde reposa el famoso vino del mismo nombre. La zona monumental de la ciudad, en contraposición a la portuaria, merecen una visita. En esta localidad se encuentra la librería más bella de Europa o una de las más bellas, por lo menos, en la calle de las Carmelitas. Se llama Librería de Lello e Irmao, y desde 1869 está exactamente igual, con sus altas y elegantes estanterías de madera oscura llenas a rebosar de libros. Eso hace que miradas de turistas con cámara en ristre la fotografíen y filmen sin parar.