Huacachina: un paraíso en medio del desierto

La laguna de Huachina está ubicada al sur de Perú y es uno de los pocos oasis naturales existentes en el continente americano.

Oasis en medio del desierto

Lima, la capital de Perú, fue fundada en medio de un desierto, paisaje que se puede a lo largo de toda la costa. Lo maravilloso de esta hermosa geografía, con la que los peruanos han sido bendecidos, está constituido por paisajes sorprendentes como el que nos ofrece la laguna de Huacachina, a solo 300 kilómetros al sur de Lima.

Ubicada en el departamento, provincia y distrito de Ica, constituye una muestra única con características propias de la zona de vida del Desierto Desecado Tropical. Luego de recorrer cinco kilómetros al oeste de la ciudad de Ica, y a menos de 10 minutos, nos encontramos con un oasis natural, que recibe a los viajeros con un remanso de agua color esmeralda, surgida gracias al afloramiento de corrientes subterráneas. Este paraíso de palmeras, eucaliptos y algarrobos resguardan del inclemente sol sin distinción alguna a habitantes, aves residentes y migratorias como el búho americano y el chaucato.

El Ministerio del Ambiente de Perú aprobó mediante Decreto Supremo 008-2014-MINAM su categorización como área de conservación regional. Con una extensión de 2.407,72 hectáreas, es un importante corredor de conservación que se vincula a la zona de amortiguamiento y Reserva Nacional de Paracas (Ica), constituyendo un importante conjunto de belleza y ecosistema de la ecorregión del desierto del Pacífico.

Laguna Huacachina, Ica, Peru - Toma superior

Leyenda de la laguna

Como todo lugar lleno de encanto, Huacachina guarda su propia leyenda, la que cuenta que en tiempos remotos fue habitada por la princesa inca Huacca China, dueña de una hermosura deslumbrante y poseedora de una preciosa voz que alegraba a los lugareños. Una versión indica que fue perseguida por un cazador cuando se encontraba sola; presa del pánico y de las malas intenciones de este, desesperada echó a correr, mientras en el camino su blanca vestimenta empezó a rasgarse, dando paso al desierto. Sin escapatoria, decidió arrojarse a la laguna convirtiéndose en una sirena, a quien aún se le escucha cantar en las noches de luna llena. Otra versión de la historia manifiesta que la princesa inca lloraba noche y día por la ausencia de su amado, un joven guerrero incaico, formando una inmensa laguna a la cual finalmente se arrojó para terminar con su tormento.

Laguna Huacachina, Ica, Peru - bañantes

Oasis con historia

La innegable belleza del ambiente que rodea a la laguna de Huacachina radica en su clima soleado durante todo el año, hecho que la convirtió en un exclusivo balneario, dotada de hoteles de categoría y hermosas casas de veraneo, las cuales fueron cambiando el panorama para adornarla con alamedas, balcones y un hermoso malecón embellecido con grandes esculturas, las que mantienen su prestancia a pesar del paso de los años. De ello dan fe el hotel Mossone, lugar favorito del ex presidente peruano Augusto B. Leguía casi al final de su Oncenio (1919 – 1930) y el Hotel Salvatierra, donde se le ha asignado el museo de sitio al pintor natural de Ica, Sérvulo Gutierrez, quien capturó la belleza del desierto, retratando con gran maestría el fulgor del inclemente sol, así como el encanto de la laguna, flora y fauna en su obra póstuma que aún adorna el recinto. El entorno del también conocido “oasis de América” está dotado de todos los servicios turísticos que un paradisiaco lugar necesita para que no se extrañe en nada la vida de la urbe.

Laguna Huacachina, Ica, Peru - Toma nocturna

La laguna de Huacachina se viste de gala durante los primeros días de marzo para celebrar el arribo de gran afluencia de visitantes que llegan para celebrar el Festival Internacional de la Vendimia de Ica, evento que se celebra desde 1958. Si ello no bastara, las dunas del desierto ofrecen una extensa plataforma para los amantes de la adrenalina, el sandboard y el motocross durante cualquier fecha del año. Para los amantes de la fotografía, Huacachina se ha convertido en el lugar predilecto para capturar las más bellas tomas de interesante colorido, mientras el astro rey asciende o descansa sobre este remanso de paz.