Aroma a té envuelto de bosques tropicales en Sri Lanka

Sri Lanka
flickr.com

La terquedad de algunos aventureros originada por el imperialismo británico modeló el paisaje de este país insular, transformando frondosos bosques tropicales del corazón de la isla en colinas ordenadas y limpias, dibujadas por plantas de té, el aroma que desprende Sri Lanka de norte a sur y de este a oeste. Es por ello que se trata del principal productor de esta infusión en todo el mundo, junto con India y China. Sus plantaciones representan el 12% de las exportaciones de la ínsula. Emplazada en pleno Océano Índico, la zona también se ha convertido en un destino turístico de primer nivel en los últimos años.

Geográficamente, Sri Lanka es una isla verde y muy fértil, de una superficie similar a la de Irlanda pero con 16 millones de habitantes más. Dedica mucha atención a sus parques naturales: En total cuenta con 15, siete de ellos tutelados por la Unesco. Uno de los más sobresalientes es Horton Plains, famoso por su precipicio de 800 metros de profundidad: un espectáculo que conviene admirar a primera hora de la mañana con un horizonte despejado.

Una de las regiones centrales es el tranquilo y silencioso valle de Bogawantalawa, llamada también Golden Valley. Por las mañanas, los recolectores de hojas de té atraviesan el lago de Castlereagh con pequeñas barcas a remo, todo una estampa digna de ser apreciada. Nuwara Eliya es quizá el lugar que más conserva su pasado colonial. Se trata de una ciudad construida en las colinas más elevadas, a casi 2.000 metros de altitud, donde se produce lo que se conoce como el champagne de té. Los palacios en estilo victoriano se alinean a lo largo de las calles centrales.

Entre las prioridades máximas del gobierno está que el turismo en Sri Lanka vuelva a llenar los antiguos templos de Dambulla, excavados y esculpidos en la roca hace más de 2.000 años. En su interior se amontonan 150 estatuas de Buda. Se sitúa a 150 kilómetros al noroeste de la capital del país, Colombo. Otra meta pasa porque los visitantes también se encaramen a la roca de Sigriya, monolito solitario en medio de la selva. En sus grutas excavadas se conservan los frescos de 500 jóvenes con los senos descubiertos: son las llamadas cortesanas de Sigriya. En la actualidad el visitante tan sólo puede contemplar 18 de ellas.

La diversidad de los diferentes microclimas de Sri Lanka permiten ofrecer al visitante bosques tropicales con orquídeas y palmeras o parajes montañosos con pinos y cómo no, innumerables cultivos de té. Asimismo, alberga dos de los árboles considerados excepcionales en todo el mundo: Ficus benjamina, de 140 años y 1.900 metros cuadrados, y el Ficus religiosa, bajo el cual Buda alcanzó la iluminación. Se trata de una especie sagrada para esta religión. La isla de las especias, aparte del té, también permite cultivar clavo, canela, cardamomo o vainilla.

Inmiscuirnos en la sofisticación y peculiaridad del alojamiento en Sri Lanka tiene su particular encanto. Existen hoteles de lujo, como el Lodge Elephant Corridor, en Sigriya, construido en medio del bosque, cuenta con 21 suites dotdas de terraza y jardín privado, piscina y spa. Desde 270 dólares la noche. O bien podremos decantarnos por una estancia más asequible, como el establecimiento Amaya Hills, en Kandy. Se trata de un gran hotel con vistas sobre las colinas de esta región. Desde 100 dólares la pernoctación. Todo aquel viajero que opte por escoger Sri Lanka como destino debe tener en cuenta la prevención sanitaria. Se aconseja vacunarse con la profilaxis antipalúdica y, en caso de una larga estancia, también la vacuna antitetánica, contra la hepatitis B y contra el cólera.