El reino de la pizza a faldas del Vesubio

A pies del Vesubio emerge la capital de la región italiana de Campania, una bella y caótica ciudad en la que la pizza es el plato estrella. Flanqueda por numerosos castillos y palacios, Nápoles también alberga excelentes muestras de la devastada y cercana Pompeya

Nápoles

Con una fértil tierra volcánica, que abastece con los más deliciosos ingredientes como el tomate y la mozzarella, y los conocimientos esenciales aportados por sus habitantes, Nápoles se erige como el hogar de la pizza por excelencia, una de las comidas más sociables del mundo. La ciudad más grande del sur de Italia recibe de esta forma al turista, a quien le ofrece una gran riqueza cultural y sobre todo gastronómica.

Nada mejor que comenzar el itinerario en busca de la pizza perfecta por las calles de Spaccanapoli, el centro histórico de Nápoles y considerado Patrimonio de la Humanidad. La Via Toledo es, quizás, la principal arteria urbana y comercial de la urbe sureña, jalonada por numerosos palacios como la sede del Banco de Nápoles, el Palacio Doria d'Angri, la iglesia de Spirito Santo, la Piazza Trieste e Trento o el acceso a la Galleria Umberto I.

La ciudad es también conocida por sus castillos, palacios y museos. De entre las fortalezas sobresalen el Castel dell'Ovo, el Capuano, el Castel Sant'Elmo y el Maschio Angioino, bastiones defensivos de los ataques de los piratas y otros enemigos. Del pasado de dominación española sobreviven auténticas joyas arquitectónicas, como el Palacio Real (siglo XVII) o el Palacio de Capodimonte (siglo XVIII).

De obligada visita es el Museo Arqueológico de Nápoles, que alberga una enorme cantidad de mármoles, mosaicos y manufacturas de la época romana de excelente calidad obtenidas de las excavaciones de Pompeya y algunas de las momias mejor conservadas del mundo. Las iglesias, en torno a 400, abundan en la capital de la Campania. La catedral de San Genaro, de estilo gótico, es del siglo XIV. Otros templos de importancia son el Monasterio de Santa Chiara, la Iglesia de San Domenico Maggiore, la Basilica di Santa Maria del Carmine Maggiore, la Basílica de San Lorenzo Maggiore o la Basílica de San Francisco de Paula en la Piazza Plebiscito, con 38 columnas dóricas. Ésta, con forma de elipse, está presidida en el centro por dos estatuas equinas, una de Carlos III y otra de Fernando I.

Nápoles es una de las ciudades de Italia más visitadas debido a que se conecta con otros destinos cercanos como Pompeya, la isla de Capri e Ischia, el Palacio Real de Caserta o la Costa Amalfitana. Llega la hora de comer y, en el reino de las pizzas, emerge la recomendación para degustarlas en algunos de los más célebres restaurantes de la ciudad, como la histórica pizzería Brandi, Da Michele, Il Pizzaiolo Del Presidente o Trianon. Las más clásicas y habituales son la margarita (tomate, mozzarella, albahaca y aceite vegetal) y la marinera (tomate, orégano, ajo y aceite de oliva)

La ciudad italiana se enfrenta a dos problemas que estigmatizan su desarrollo: la presencia de la camorra y el crimen organizado y la fuerza telúrica de la actividad sísmica que origina su cercanía con el volcán Vesubio, cuyo parque nacional merece la pena ser visitado.