Ballenas y pingüinos en Valencia
Valencia, en el este de España, es la ciudad conocida sobre todo por las Fallas (19 de marzo), la celebración popular protagonizada por el fuego y la arquitectura efímera de los “ninots” (esculturas de cartón-piedra) que son incinerados en la “cremá” tras la culminación de la fiesta.
También es conocida por ser la cuna gastronómica de la Paella, por su gran producción de cítricos o por su excelente y suave clima, pero posee otras vertientes menos clásicas que tienen que ver con otra de las aristas de sus muchas caras: La ciudad bañada por el Mediterráneo cuenta con el mayor complejo marino de toda Europa. Su acuario, el Parque Oceanográfico, es una vanguardista construcción inmersa en el gran complejo arquitectónico formado por la Ciudad de las Artes y las Ciencias diseñada en la capital de la Comunidad Valenciana por el arquitecto Santiago Calatrava, otra de las atracciones de la ciudad costera.
Acuario de última generación
El Oceanográfico, un acuario de última generación, cuenta con una extensión de 110.000 metros cuadrados con 45.000 especies de la flora y fauna marinas que se bañan en un volumen de agua salada equivalente a quince piscinas olímpicas. Las espectaculares formas de la edificación, obra póstuma del arquitecto Félix Candela, son dos estructuras con cubierta de hormigón blanco que representan una figura paraboloide con la forma de un nenúfar. Es un referente entre los acuarios del mundo por su especial ambientación, ya que sumerge al visitante en una fidedigna recreación de los ecosistemas y la biodiversidad de los principales mares y océanos de todo el planeta.
En el acuario valenciano se puede conocer la forma de vida de unas quinientas especies diferentes, con ecosistemas para peces, invertebrados y aves y otros para los mamíferos marinos. Su delfinario es uno de los más grandes del mundo, con cinco piscinas con una profundidad de más de diez metros y alberga además a ballenas beluga, o leones marinos, focas, tiburones, peces sierra, muchas medusas, pingüinos de varias especies que casi se pueden tocar con la mano, crustáceos o aves de la zona valenciana de la Albufera o algunas de las que viven en los manglares tropicales.
Túnel submarino
El ecosistema del Ártico está instalado en un gran iglú y dos grandes esferas de veintiséis metros de altura simulan los manglares americanos y los fondos mediterráneos, las regiones templadas del Pacífico y el Atlántico, las aguas cálidas del Índico y del Caribe y el Mar Rojo. En la parte inferior tiene dos pisos con tres grandes acuarios conectados por un túnel submarino de setenta metros de longitud, desde el que el visitante observa a los animales alrededor y sobre su cabeza, con una sensación envolvente, como si las personas flotaran en el líquido elemento y compartiesen espacio con los peces.
De Canarias a las Bermudas
El acuario más grande del Oceanográfico valenciano hace un recorrido por el Atlántico desde las islas Canarias hasta las Bermudas. Una gran colonia de pingüinos, con áreas de puesta y cría, vive en la zona dedicada al Antártico, con un acantilado rocoso que se sumerge a la vista y así el visitante puede ver cómo bucean las aves. Las morsas y las ballenas beluga están junto a bloques de hielo en el hábitat dedicado al Ártico y, al aire libre, la costa suramericana, con los grandes leones marinos de la Patagonia. Además, el acuario de Valencia goza de muy buena salud: allí han nacido una cría de ballena beluga, pingüinos, focas, leones marinos de la Patagonia, delfines, flamencos chilenos, tortugas de Florida,…
Pero el acuario de Valencia tiene además de su vertiente lúdica y educativa unos objetivos de divulgación e investigación científica, como los trabajos de varios años estudiando el lenguaje de las ballenas blancas belugas que viven en sus instalaciones. El gran tamaño de los acuarios, la ausencia de barreras visuales y los túneles o las bóvedas proporcionan sensaciones únicas, como cuando buceamos pero sin el obstáculo del líquido salado en nuestras pupilas.